22 marzo 2024
Todo el mundo habla del CI (coeficiente intelectual), pero rara vez del CE, o, más sucintamente, de la IE (inteligencia emocional). Para los líderes de cualquier sector, pero especialmente de los oficios, la inteligencia emocional influye cada vez más en el éxito de la cultura empresarial, el rendimiento de sus equipos e incluso en la estabilidad de su plantilla, tanto a nivel colectivo como individual.
La IE, ideada por primera vez en 1990 por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer, ha sido ampliamente reconocida desde entonces como una cualidad esencial para un liderazgo eficaz, y consta de cuatro componentes clave: autoconciencia, autorregulación, conciencia social y gestión de relaciones.

Más de tres décadas después, en el ámbito de los oficios especializados, donde la experiencia técnica y la práctica son primordiales, la inteligencia emocional a menudo se pasa por alto. Pero la capacidad de comprender y gestionar las emociones (tanto las propias como las de los demás) puede marcar una diferencia significativa en el éxito o el fracaso de una operación y, en conjunto, de todo un negocio.
Además, a medida que tomamos más conciencia del papel cambiante que la salud mental está desempeñando en la vida cotidiana de los trabajadores en numerosas industrias de oficios especializados, la inteligencia emocional ha surgido como un componente crítico del liderazgo porque ayuda a los líderes a comunicarse de manera efectiva, construir relaciones sólidas, gestionar conflictos e inspirar a los equipos a dar lo mejor de sí.
Los líderes que poseen un alto nivel de IE se encuentran navegando con mayor facilidad por las complejidades del lugar de trabajo moderno y cultivando el éxito en toda la empresa, lo que probablemente explica por qué se ha convertido en una cualidad buscada en los programas de desarrollo y capacitación de liderazgo.
Consciente y comprometido
Ya sea en tierra o en la cabina, según un estudio reciente del Plan de Rehabilitación de la Industria de la Construcción, el 83 % de los trabajadores de la construcción han experimentado algún tipo de problema de salud mental, de moderado a grave. En el sector del transporte por carretera, una encuesta realizada en 2023 por DAT Freight & Analytics reveló que el 46 % de los encuestados indicó que el acceso a servicios de salud mental sería una forma eficaz de ayudarles a gestionar el estrés. El 40 % de los conductores (y el 58 % de las conductoras) reconocieron que considerarían hablar con un consejero o terapeuta sobre sus emociones.
Lo que esto nos indica es que, ahora más que nunca, en todos los niveles de una empresa, debemos ser lo más conscientes y comprometidos posible con nuestra propia inteligencia emocional y el papel que desempeña en la salud de nuestros empleados y de la organización en general. Obviamente, es preferible un enfoque de colaboración integral, especialmente en un contexto de escasez de personal, donde se consideran todas las estrategias para contratar y retener a los mejores profesionales. Pero, como suele ocurrir, una empresa es tan buena como su gente, y su gente suele ser un reflejo de su liderazgo. Si primero no tenemos un control óptimo de nuestras propias emociones, sin duda no podremos ofrecer el nivel necesario de inteligencia emocional en toda nuestra organización, desde la cúpula directiva.
Y, especialmente en los oficios especializados, los líderes que transmiten las expectativas con claridad, escuchan activamente las preocupaciones y ofrecen comentarios constructivos no sólo mejoran la eficiencia de los proyectos, sino que también contribuyen a una cultura laboral positiva donde se valora la comunicación abierta.
Además, los líderes emocionalmente inteligentes también comprenden la dinámica de sus equipos, reconociendo cuándo las personas pueden experimentar estrés o insatisfacción. Esta conciencia les permite abordar los problemas de forma proactiva, garantizando un ambiente laboral armonioso y manteniendo altos niveles de productividad.
En definitiva, los oficios especializados son inherentemente dinámicos, y los proyectos suelen estar sujetos a desafíos inesperados. Los líderes con alta inteligencia emocional son más adaptables y resilientes ante la incertidumbre, lo que les permite gestionar los cambios con eficacia, manteniendo a su equipo enfocado en las soluciones en lugar de en los problemas. Un beneficio a largo plazo para todos los involucrados.
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